martes, 18 de marzo de 2014

INFORMACIÓN y CONOCIMIENTO.

INFORMACIÓN  y CONOCIMIENTO.

Quizá sea una osadía por mi parte pretender explicar que, poseer mucha información, no implica tener muchos conocimientos. Para ello utilizaré como fuente principal, a la vez que hilo conductor, un artículo publicado en la revista digital Teoría de la Educación, Educación y Cultura en la Sociedad de la Información, TESI.

Esta publicación se fundó en 1998, y su campo de estudio es el impacto cultural del desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación  en los procesos de formación, el imaginario cultural, los discursos educativos, los escenarios de la formación, y las prácticas pedagógicas. La sede institucional de la revista es el Instituto Universitario de Ciencias de la Educación de la Universidad de Salamanca.

El artículo al que me refiero tiene por título “Sociedad del Conocimiento y entorno digital”, y su autora, la profesora de la Universidad de La Laguna,   Tenerife, Clara Barroso Jeréz; publicado el 30 de Noviembre de 2013.

En el resumen del mismo expone cómo los instrumentos informáticos han posibilitado el acceso a la información de una forma, en otra época quizá no imaginada, sobre todo en lo que respecta a la velocidad del desarrollo alcanzado en los últimos años, donde los avances de un año ya parecen obsoletos al siguiente. Y cómo la desigualdad en el acceso a dichos instrumentos y competencias a la hora de manejar la información que los mismos proporcionan han abierto sendas brechas digitales.

Cabe señalar que todo avance acarrea efectos positivos para la sociedad, pero a la vez, produce unos efectos no deseados, nos referimos a la denominada “brecha digital”. Aunque en nuestro contexto más cercano percibamos que el acceso a estas tecnologías está al alcance de toda la población, la realidad no es esa, aunque en algunas sociedades el abaratamiento de las mismas ha multiplicado el acceso, en otras no sucede lo mismo. Existen situaciones socioeconómicas que impiden que todos podamos disponer de este tipo de recursos.

No obstante, la autora, identifica otra nueva “brecha digital” y señala: “El entorno digital es un instrumento muy potente en el acceso a la información pero, por sí mismo, no incrementa las posibilidades de construcción del conocimiento y desarrollo humano”.[1]
Esta nueva brecha digital está vinculada a las diferencias individuales, relacionadas con las capacidades necesarias para aprovechar las ventajas de los entornos digitales, en la construcción de un conocimiento válido.

El artículo distingue entre sociedad del conocimiento, en la que sus miembros tienen capacidades y competencias para ser miembros activos en la construcción de la sociedad del conocimiento, y la sociedad de la información, es decir, las posibilidades de difundir la información que ofrece el entorno digital. La construcción de conocimiento está ligada a la dotación de significado que se da a la información que recibimos; atribuimos significados mediante las experiencias compartidas en el mundo real. Para desarrollar el conocimiento debemos ser capaces, no sólo, de asignar objetos y hechos percibidos orgánicamente, sino  de representar intelectualmente objetos o sucesos que no percibimos directamente por nuestros sentidos, lo que implica haber desarrollado un determinado grado de abstracción.
Un elemento fundamental a la hora de asignar significados es el contexto en que se produce una información, por ejemplo: cuando etiquetamos “aguja”, nos podemos referir a una aguja para coser, a la aguja del reloj, aguja para suturar una herida, aguja de acupuntura etc. La capacidad para dar el significado más exacto a las etiquetas lingüísticas,  está relacionada con la capacidad  que cada uno tenga de utilizar la información que da el contexto, para establecer el grado de validez concedido al significado atribuido.

Las experiencias individuales aumentan las posibilidades de diversificar el conjunto de significados que se pueden utilizar, y esta variedad permite diferenciar distintos contextos en que se construye y comparten significados socialmente.

Centrándonos un poco más en la construcción de significado en el entorno digital, y tal como hemos dicho anteriormente, será fundamental establecer el contexto disciplinar en el que aparece dicho entorno; se trata de un contexto informático que se diferencia de los contextos humanos, en los procesos de asignación de significados. Los humanos actualizamos la información a través de la experiencia de percepción del contexto, que es el que nos proporciona las posibilidades de atribuir significados; en cambio los sistemas informáticos poseen un modelo programado previamente, el cual determina qué tratamiento ha de tener la información y la asignación de significados. Distinguir entre el tratamiento de la información en un contexto u otro, permite comprender el valor relativo de las informaciones a las que se accede en el entorno digital.

Dentro de este entorno digital se hace uso de dos términos que se pueden conceptuar de forma diferente, Indagar y buscar. El primero, en tanto lo utilizamos para buscar  información significativa  que nos resuelve una duda, además de dirigirnos a  un  objetivo concreto, afirmamos que se trata de una actividad de pensamiento racional; pensamiento racional al que se refiere Dewey en el capítulo 1 ¿Qué es pensar?, que gira en torno a los diferentes significados del pensamiento. En cambio cuando hablamos de buscar, no siempre está orientado por un proceso racional de investigar, no existe un objetivo concreto.

Podemos concluir diciendo que, la masiva difusión de herramientas en que se basa la sociedad de la información, producida por el abaratamiento de costes sobre las mismas, no significa que estemos en la sociedad del conocimiento per se. Lo que realmente constituiría una verdadera sociedad del conocimiento, sería la capacitación  individual que permita a los usuarios, utilizar competencias intelectuales que, a su vez, admitan asignar significados a las informaciones a las que acceden.

Es imprescindible poseer habilidades para manejar las herramientas básicas del entorno y capacidades intelectuales para utilizar el conocimiento previo como instrumento de indagación y valoración de las informaciones a que se puede acceder.

Como ya señalamos al principio de este análisis, la velocidad de evolución de las tecnologías digitales, no van a la par con el desarrollo de las capacidades individuales de construcción del conocimiento; por tanto el maremágnum de información al que podemos acceder, sin capacidad de procesar reflexivamente y críticamente, se puede convertir en un elemento de manipulación de la conciencia, y en lugar de contribuir al desarrollo de las sociedades, a través del conocimiento compartido, puede convertir a los usuarios en meros sujetos pasivos, sin criterio propio para distinguir  entre informaciones válidas y las que sólo tiene un contenido panfletario o interesado.

En el ámbito de la educación urge actuar formulando objetivos que permitan la adquisición de habilidades y competencias, que permitan a los individuos conocer y comprender el entorno digital, comprender los procesos que posibilitan  la construcción del conocimiento válido y compartido. La evolución de la especie humana ha sido posible gracias a ese conocimiento compartido, de qué servirían los descubrimientos científicos si no se difunden y se comparten, poniéndolos al servicio de la sociedad.





[1] BARROSO JERÉZ, C. (2013): “Sociedad del Conocimiento y entorno digital”. TESI. VOol.14, número 3, p.p. 61. Rescatado 2 de Marzo de 2014. http://campus.usal.es/


Mª Dolores Darias Padilla

No hay comentarios:

Publicar un comentario